MARCO URDIALES
Aquí con Naldo Campos en el requinto y Hector Jaramillo en la voz y Marco segundeando interpretan el pasillo: Pañuelo Blanco:El cantante Marco Urdiales prepara una propuesta televisiva y acaba de presentar su DVD Momentos Compartidos.
En el escenario a oscuras, suenan las primeras notas de Alfonsina y el mar. Poco a poco, las luces se encienden y para sorpresa de su público, que siempre lo ha visto en la televisión con su guitarra, aparece Marco Urdiales, cantando y tocando el piano. Ahora a sus 49 años, recuerda que a sus 4 años le pidió una guitarra a su padre José Urdiales –hombre de negocios aficionado a la música
“Me dio una guitarra grandota que la usaba de caballito, dormía abrazado a ella. Ahí empezó mi cariño por este instrumento”, cuenta el artista, oriundo de Santa Elena, quien a los 8 años ya cantaba y tocaba la guitarra en escenarios y programas radiales.
A los 18, estudió canto tan solo un año y medio en el conservatorio de Guayaquil. Cuenta que su profesora de canto –Nelly Chávez de Rivas– le decía que tenía una voz extraordinaria pero que no se le suban los humos, él respondía: “Estoy en esto porque me gusta y no quiero ser un cantante clásico, quiero ser un cantante popular. Pero me sirvieron las técnicas que me enseñó”, ahora reconoce. Después, durante algún tiempo, cantó en peñas, como el Rincón Folclórico donde llegaban artistas extranjeros. “Así aprendí música latinoamericana como solamente la saben tocar los músicos de su propia tierra”, confiesa.
Luego vivió una etapa de reflexión artística, años en los que estudió Ciencialogía en los Estados Unidos e instaló una fábrica de muebles en Salinas hasta que años después –1996–, escuchando cantar a Alberto Cortez y Facundo Cabral, se preguntó: “¿Qué hago en esta fábrica?”.
Entonces abrió una academia de música y volvió a cantar en el hotel Colón Miramar y Yacht Club de Salinas. Luego construyó el centro nocturno De Marco donde presentó a artistas internacionales y nacionales, pero como tenía más pérdidas que ganancias, en el 2004 alquiló un espacio en un canal de televisión de Salinas y creó el programa Solo en la noche, donde cantaba acompañado de su guitarra y complacía peticiones telefónicas. Un real éxito en toda la Península. Fue cuando su vida artística comenzó a cambiar.
En agosto del mismo año, salió al aire En un rincón del alma con el mismo formato pero en Televisión Satelital de Guayaquil. Asimismo, fue un suceso de audiencia y llamadas. La escenografía era tan solo un fondo en negro, una mesa con un vaso de agua y Marco Urdiales conversando con el público y cantando. ¿Por qué el éxito?: “Es simple, canto lo que la gente quiere, ni yo sabía que sabía tantas canciones –explica Marco abrazado a su guitarra–. Una vez hice un cálculo de 3.000 pero pienso que son más”.
En mayo del 2006, su programa Noches con Uno salió en Canal Uno Internacional –Estados Unidos, Canadá, Puerto Rico, etcétera– y al poco tiempo también en la programación local. Ya no solo es tan conocido por los migrantes ecuatorianos sino también por una audiencia internacional, especialmente latinoamericana. Recuerda que a veces la gente llamaba llorando y era duro: “La única ayuda posible era animarlos y cantarle lo que pedían”. El programa se mantuvo hasta el 2009.
Urdiales, aunque no quiere adelantar nada, medio comenta que prepara una nueva propuesta televisiva. Asimismo, acaba de presentar su DVD Momentos Compartidos, y anteriormente dio a conocer sus CD: Homenaje Incompleto a Latinoamérica; Eternamente Romántico; Serenata Romántica e Inéditas, disco con 9 temas propios.
Dice que su arte se ha nutrido de Alberto Cortez, Charles Aznavour, Atahualpa Yupanqui, etcétera. Admira a Julio Jaramillo: “Cantaba de todo y siempre mantenía su estilo, tenía una forma de llegarte con su dolor y su alegría hasta el fondo del corazón”.
Como siempre ha deseado dar un concierto solo con piano –algún día lo hará–, por ese motivo su presentación en Lunes Culturales de Espol comenzó así. Comenta Marco Urdiales que antes preparaba su repertorio, pero ahora tan solo el primero y último tema, porque el público siempre cambia el repertorio. “Simplemente soy un trovador, un trabajador que le encanta y disfruta esta profesión, y si ustedes también la disfrutan, bienvenidos sean”.
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