Raul García Zarate se accidentó y no puede tocar su guitarra.Un Maestro

Raul García Zárate un genio de la guitarra andina peruana, autodidacta, lamentablemente no nos fascina con sus conciertos desde Octubre del 2012, cuando en una de sus caminatas, se resbala y sufre la fractura del húmero del brazo izquierdo y no alcanzo a entender cómo en la recuperación se puede haber complicado hasta llegar a ser afectados nervios que le impiden una buena digitacion del indice y el meñique de la mano izquierda, que en el estilo único de Raúl García Zárate quien es creador de ese estilo de tocar la guitarra que la hace sonar como una orquesta completa, resultan fundamentales pues la digitacion de la mano izquierda es tan o más importante que la de la derecha y nos ha silenciado su guitarra que es como un canto del alma y del espíritu que se hacen audibles. Raú García Zárate, Dr en abogacía y genio de la guitarra andina estaba en perfecta actividad a sus mas de 81 años, que era otra virtud que lo enriquecían y parece mentira que desde Octubre del 2012 su guitarra permanezca en silencio privándonos del regalo divino que era verlo y apreciarlos con su instrumento, pero parece mayor mentira la pasividad de la prensa y la crítica peruana que al retornar en mi caso al Perú luego de 25 años de ausencia, noto que han sido capturadas por un alertagamiento, pérdida de valores y un menosprecio casi envidioso del éxito de los hermanos pues parece que nada pasara. Sin duda es el costo social que nuestra sociedad está pagando por haber acunado el terrorismo en sus diversas formas y que sí ha dejado huellas.
Dr. Raúl García Zárate, sepa Ud. que sí habemos gente que lamentamos su ausencia con mucho dolor y pedimos al Señor de los milagros, elevando una oración por su salud para que nos conceda ese milagro que sería poder verlo nuevamente en el escenario y disfrutar de su arte y que Ud escuche nuestros aplausos que bien merecido los tiene como testimonio de su valía.
Aquí el último recorte periodístico (cortesía de El Comercio de Lima, sobre el accidente y un video en que lo escuchamos cuando hacía duo como guitarrista y voz con su hermano Felipe Nery ya fallecido y al que solía homenajear cada noviembre con un concierto.
VIERNES 28 DE JUNIO DEL 2013 | 08:15 Raúl García Zárate:
“No estoy deprimido por no poder tocar, estoy resignado”
Concertista autodidacta de guitarra de música andina ya no puede tocar por una fractura en el brazo izquierdo.
LUIS SILVA NOLE
Arguedas lo describió como “el ejemplo más cabal y notable del guitarrista de la clase señorial que domina el repertorio completo de una ciudad andina, en la cual están, asimismo, representados todos los estratos sociales y culturales del Perú andino”. Desde su casa en Surquillo, el ayacuchano Raúl García Zárate, hoy octogenario, atraviesa ahora una dura prueba para su inagotable inquietud artística.
¿Maestro Raúl, cuándo se accidentó? ¿Qué pasó?
Fue en octubre del año pasado cuando hacía una de mis caminatas diarias. Tenía la costumbre de caminar después de almuerzo por los parques cercanos a mi casa para calentar el cuerpo, hasta que ese día, al voltear para entrar en un pasaje, pisé mal y me caí. Mi hija me llevó a la clínica. El diagnóstico fue fractura en el húmero del brazo izquierdo.
Imagino que lo enyesaron.
En realidad, estuve con venda tres meses. En enero me la quitaron. Pero como mi brazo estuvo todo ese tiempo estático, con un quiebre de 90 grados, fue muy difícil estirarlo cuando me sacaron la venda. He estado haciendo fisioterapia. Poco a poco está bajando la molestia. El hueso estaba partido, pero no se separó totalmente. Aún sigo sintiendo algo de dolor. Poco a poco lo estiro.
¿Puede mover bien sus dedos de la mano izquierda? Hay ciertas limitaciones en el dedo índice y en el dedo medio, que son los más importantes para la digitación de las notas en la guitarra. Ahora hago ejercicios de digitación en las mañanas, pero después de 30 minutos siento molestias, el movimiento se torna limitado y debo parar. En este momento no puedo tocar como antes. Antes del accidente daba conciertos. Por lo que pasó se han frustrado presentaciones. Tenía una programada para setiembre en Costa Rica.
¿Qué le dicen los médicos? ¿Volverá a tocar como antes?
Depende, me dicen. Hay que seguir con la rehabilitación. Es un proceso lento y largo porque han sido afectados los nervios. Eso dificulta el movimiento.
Obviamente usted hará todo lo posible por recuperarse.

La verdad, mi ambición no es económica ni nada por el estilo. Para mí el arte ha sido una terapia valiosa en mi vida, un relajamiento, un placer. Me ha ayudado enormemente a superar problemas. Lo mismo pasa ahora. Digo: “Será la voluntad de Dios”. No me siento deprimido, estoy resignado.

¿No se obsesiona con volver a brindar conciertos?

No estoy con ansiedad ni desesperación, tampoco preocupación. Si me recupero, los daré.
Pero ya han quedado grabados todos sus éxitos en discos.
Incluso antes del accidente edité un video tutorial, en formato DVD, sobre las afinaciones de la guitarra andina. Lo presenté el mes pasado en el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, donde también se montó una exposición de mi guitarra, cuadros con recuerdos de mis viajes y muchos objetos relacionados a mi actividad musical.
¿Si al final ya no pudiera volver a dar conciertos, seguirá practicando la digitación en su hogar?

Sí. Para mí es un entretenimiento. Todo esto sucede por los años, que pasan, pesan y pisan. Y ya me están pisando.
¿Al margen del accidente, siente a sus 81 años que ya dio todo lo que podía en la música?
Nunca he dejado pasar alguna inspiración. He logrado editar y grabar lo suficiente. Mi sueño siempre fue tratar de difundir la música de mi pueblo y de los demás pueblos andinos.
¿Siente que lo logró?

Sí, porque cuando vine a Lima, a la San Marcos, noté un rechazó de los costeños hacia la cultura andina. Me dije que algún día iba a imponer la música andina. Comencé a dar conciertos hasta que me oyeron en Sono Radio y pude grabar con ese sello. He hecho también cuadernos de guitarra y hoy tengo seguidores que siguen difundiendo la música ayacuchana.
¿Cómo hizo para poder estudiar Derecho, servir 25 años en el Poder Judicial y nunca apartarse del arte?
Con disciplina. Siempre sentí el arte como un placer, pero nunca dejé de estudiar. Me titulé de abogado porque seguí una enseñanza sabia de mi padre. Cuando yo tenía 12 años nos dijo: “Hijos queridos, en la sociedad actual, el que no tiene título no vale nada. Hagan un esfuerzo y les va a ir bien en la profesión que les guste”. Él moriría dos años después.
¿Entonces, siempre quiso ser abogado?

Yo quería ser médico, pero éramos siete hermanos y mi madre no iba a poder sostener los estudios de todos. Medicina iba a costar mucho. En Huamanga, mi padre nos enseñó su negocio de venta de productos de la región. Ahí yo trabajaba y a la par practicaba guitarra. Y me decidí por Derecho para defender los derechos de mi familia. Estudié dos años de letras en la Universidad de San Antonio Abad del Cusco, luego vine a Lima. Pero nunca dejé el arte.

¿Tampoco durante su paso por el Poder Judicial?

Tampoco. Ahí era secretario y relator del tribunal.
¿Cuántas condecoraciones ha recibido?
Ya perdí la cuenta.
¿Y por cuántos países ha paseado su música?
También perdí la cuenta. América, Europa, Asia. Tantos países. Tuve el honor de compartir escenarios con los más grandes concertistas clásicos, como Andrés Segovia en Alemania, y tantos otros.
¿Se valora la música andina más afuera que dentro de nuestro país?
Así parece. Por eso le digo a los jóvenes que no tengan el prejuicio social que los españoles nos dejaron. Nuestra música tiene un mensaje auténtico de nuestro pueblo. Y hay que respetar sus características. No hay que distorsionarla. Hoy lamentablemente se hacen mezclas.
¿Con cuáles de sus etapas se queda como músico: cuando quería romper prejuicios, con la fama o la tranquilidad que dan los años?

Nunca tuve ambición económica o de figuración. Lo que viene a mi mente es más bien el inicio. A los 7 años comencé a tocar a escondidas de mi padre porque él creía que los guitarristas eran bohemios. Aprendí oyendo a otros. Cuando tuve 13 años, un tío le contó a mi padre. Recuerdo que papá me pidió que tocara para él, le gustó y me regaló una guitarra. Y me dijo que en la música siguiera mis raíces andinas. Y eso hice.
¿Alguna anécdota que nunca olvidará?
Cuando de niño di mi primer concierto como solista, la gente se rio. Supe después que fue porque como era chiquito pareció que la guitarra entró sola al escenario y porque mis pies colgaban de la silla.
¿Tiene pensión de gracia?
No. Bueno fuera. Ya no me quedan muchos años. Mi pensión de jubilado es de 1.200 soles y por ser Amauta, el Estado me da apenas 200 soles al mes.
Nota de Luis García Nole extraido del diario El Comercio.
Aqui un Video de Raúl y resulta fascinante apreciarlo en su faceta de guitarrista y amauta.

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